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Blade Runner, una película que con el tiempo se volvió de culto y es considerada como una de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos.
Aclamada por su diseño de producción que representa un futuro de alta tecnología decadente, Blade Runner a menudo se considera tanto un ejemplo destacado del cine neo-noir como una obra fundamental del género cyberpunk.
Aquí algunas curiosidades, a 40 años de su lanzamiento original en 1982.
El origen del título «Blade Runner»
El guion de Hampton Fancher cambió de título varias veces, pasando por ‘Androide’, ‘Animal’, ‘Mechanismo’ y ‘Días peligrosos’.
En un giro totalmente inverosímil, Fancher sacó el título de un relato de Willian Burroughs llamado “Blade Runner (a movie)”, que a su vez es una especie de tratamiento de la novela de Alan E. Nourse “The Bladerunner”. Ni el tratamiento ni la novela tienen relación alguna con la novela de Philip K. Dick.
Philip K. Dick nunca llegó a ver completada la película
El autor no le tenía mucha fe a Hollywood y aunque hoy en día su obra ha sido adaptada en distintas formas al cine, Philip K. Dick veía con malos ojos la industria cinematográfica por su trato a la ciencia ficción.
La adaptación de su novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que escribió Hampton Fancher y que serviría de base para el proyecto de Ridley Scott, no le encantó y eso lo dejó muy claro en un artículo que escribió para una revista. El escritor estaba molesto, además, con el hecho de que los productores no lo mantuvieran al tanto del desarrollo del proyecto.
Al final Dick quedó satisfecho con las últimas versiones desarrolladas por el guionista Daved Webb Peoples y pudo ver un video de prueba de efectos especiales de 20 minutos de duración, que le terminó de convencer.
Desafortunadamente, Philip K. Dick falleció a los 53 años, cuatro meses antes del estreno. Su agente dijo que “esperaba ese evento como un niño espera la Nochebuena”.
Los replicantes
En las primeras versiones del guion, escritas por Hampton Fancher, los robots se llamaban “androides” como en la novela de Dick. Pero Ridley Scott odiaba este término, y se dice que amenazaba con romperle la cabeza con un bate de béisbol a aquel que usara esa palabra durante la producción.
El segundo guionista del proyecto, David Webb Peoples, contratado por un Scott debido a su insatisfacción con Fancher, dio con el término “replicantes” gracias a que su hija le planteó el término de la “réplica biológica”, cuando dos muestras de algo (célula, tejido u organismo) son exactamente idénticas.

Ridley Scott, “malquerido”
Es bien sabido que el director Ridley Scott no fue el “jefe del año” durante el rodaje de “Blade Runner”: era exigente y perfeccionista hasta el punto de desesperar a todo el mundo; su atención estaba enfocada a la parte visual de la película y traía loco a los trabajadores del departamento de arte que tenía que trabajar 24 horas al día, sobre todo porque el rodaje ocurría en su mayoría de noche.
Además, volvió loco al equipo de efectos digitales, ya que según un periodista “no solo los mataba trabajando, sino que no le importaba en absoluto tomar un plano que había costado un cuarto de millón de dólares y decir ‘No funciona tan bien como yo creía. Lo voy a cortar’”. Si al director no le gustaba el trabajo, había un despido seguro, como lo hizo con el equipo de efectos físicos y el escenógrafo, que fueron sustituidos antes del rodaje.
El director aseguraba que para conseguir el nivel de detalle que se buscaba, se tenía que convertir en un tipo “impopular”. A la vez, su obsesión por el aspecto visual daba a los actores una inusitada libertad que dio como resultado, entre otras cosas, la mítica improvisación de Rutger Hauer (qepd) en su escena final.
Blade Runner: malas críticas, poca recaudación y sin premios
Una película incomprendida en su momento y la competencia arrolladora de ‘E.T., el extraterrestre’ aun exhibiéndose, hicieron que la película de Ridley Scott fuera recibida con malas críticas, poco interés y un total de 26 millones de dólares recaudados a lo largo del verano. No se trataba de una catástrofe, pero no era suficiente siquiera para recuperar la inversión.
La película solo fue nominada a dos premios Oscar técnicos, Mejor dirección de arte y Mejores efectos visuales, y no se llevó ninguno de ellos. Los británicos la valoraron un poco más: fue nominada a ocho premios BAFTA, de los cuales se llevó tres: Mejor fotografía, Mejor diseño de vestuario y Mejor dirección de arte.
Una voz en off “mal y de malas”
La versión que se estrenó en cines en 1982 tenía una voz en off, algo que fue impuesto por los productores ejecutivos Jerry Perenchio y Bud Yorkin, que habían puesto de sus bolsillos varios millones de dólares a cambio de una cláusula que les otorgaba control total sobre el montaje final.
Tras algunos indicios de rechazo por parte de grupos de prueba que mostraron cierta aversión a una película protagonizada por Harrison Ford que requería más de ellos y era densa, a diferencia de “Star Wars” e “Indiana Jones”, Perenchio y Yorkin se sintieron nerviosos y obligaron a Ford a relatar la película con una voz en off; muchos de los involucrados aseguraron que esa narración era irritante y sobre-explicativa, incluso generó una leyenda urbana de que Ford grabó con gran desgana, cosa que el actor desmintió en una entrevista en la revista Playboy.
El actor dijo que jamás intentó boicotear el que se integrara su narrativa, dejando el asunto en que simplemente “era mala”.